Eficiencia en el uso de los Recursos y Producción más limpia (RECP) para una industria verde en América Latina (ALC)

Dice el doctor Kandeh Yumkella, director general de la ONUDI, que “a ningún país se le debería negar el acceso a la próxima revolución industrial – que ciertamente será verde”.

Concuerdo absolutamente con él, pues somos parte de una generación afortunada que está presenciando la toma de conciencia del impacto de nuestras actividades en el planeta, pero, sobre todo, en el futuro de nuestros hijos.

Hace algún tiempo estuve en Irán, discutiendo el tema de las armas nucleares. Dije entonces que si vamos a condenar el uso de esas armas, todos, absolutamente todos los países, deben propender al desarme, pues nadie puede erigirse en autoridad sobre el tema sin antes dar ejemplo en su propia casa.

Lo mismo sucede con la industria verde. El doctor Yumkella nos lo ha advertido con esa frase. Esta es una tarea de todos y ninguna nación, por grande que sea, debe dictar cátedra o recomendar políticas sin antes haberlas aplicado en su territorio.

Eduardo Galeano también nos alerta: “ahora los gigantes de la industria química hacen su publicidad en color verde (…) las industrias más exitosas son las que más envenenan el planeta (…) y la salvación del medio ambiente es el más brillante negocio de las empresas que lo aniquilan.”

Por eso saludo este Encuentro, organizado por mi buena amiga y compañera de gabinete, la ministra Verónica Sión, que junta los esfuerzos de la ONUDI, de la OLADE y de la Red Latinoamericana de Producción Más Limpia, para que –en mesas conjuntas- los países de América Latina y el Caribe puedan intercambiar experiencias reales y así enriquecer nuestras políticas.

El gobierno de la Revolución Ciudadana está empeñado en mantener una política de producción que no descuide tres grandes temas: el económico, el ambiental y el social. Tres áreas, pero una sola necesidad.

Es en virtud de ese enfoque que lanzamos al mundo la iniciativa Yasuní-ITT: consiste en evitar la emisión de toneladas de carbono, dejando sin explotar el petróleo subyacente. Pero, eso significa dejar de percibir recursos monetarios para el desarrollo económico del país y de nuestros pueblos de la Amazonia. Por ello pedimos al mundo, a los países hermanos que quieren proteger el planeta, que colaboren para obtener al menos la mitad de lo que dejaríamos de percibir con la explotación de ese recurso petrolero.

Como en muchos de sus países, Ecuador tiene la mayor contaminación en los desechos sólidos.

Hemos creado el “Programa Nacional para la Gestión Integral de Desechos Sólidos”, cuyo objetivo general es el fortalecimiento de los sistemas de gestión de esos desechos en todos los municipios del país. Hay planes emergentes como campañas de capacitación y sensibilización, así como cierre de botaderos o construcción de rellenos sanitarios, pero, sobre todo, un compromiso de reciclaje con todos los gobiernos locales, en donde el material ferroso y los desechos hospitalarios ocupan el primer lugar.

Con mucho agrado escuché decir al jefe de la ONUDI para América Latina y el Caribe, Víctor Hinojosa, que todos los esfuerzos deben dirigirse a la reducción de la pobreza, a través de actividades productivas, y me emocionó, particularmente, coincidir con él en que la competitividad empresarial se mide también en porcentajes de inclusión social.

Para quienes estamos inmersos en el quehacer social, es muy grato escuchar cómo, desde el ámbito industrial, se habla de producción “limpia”, o “reverdecer” las industrias, o uso “racional” del agua, o “huella ecológica” en la producción.

Casi tuve la tentación de decir que se han “humanizado” los términos. En realidad, con ustedes sucede que, lo que antes era frío y numérico, ahora muestra la calidez de la Pacha Mama, nuestra madre tierra, porque tienen un enfoque centrado en el ser humano, su entorno y su futuro.

Por favor, no dejen de socializar los resultados de sus conversaciones. Sigan insistiendo al mundo que, si bien estas son políticas que deben nacer en los gobiernos, su sustentabilidad depende de la actitud de cada persona que aquí respira y vive, que anhela un mejor planeta para sus hijos y una vida más digna para sus familias.

Jean Zeigler decía que “con el maíz usado para 50 litros de biocombustible, come un niño durante un año”. García Márquez advertía que “cada edición dominical del New York Times consume una cantidad de papel fabricada con 200 hectáreas de bosque”.

Pero, para el evento de hoy, la frase que quizá nos mueva más es la de Wiilliam Burroughs: “después de echarle un vistazo a este planeta, cualquier visitante del espacio exterior podría decir: «quiero ver al gerente»”.

Amigas, amigos, que los resultados obtenidos de sus conversaciones alcancen la altura de sus aspiraciones de un futuro mejor.