14a. Conferencia General de la ONUDI

Señora Presidenta

Ante todo, reciba usted mi más cálida felicitación por su designación como Presidenta del decimocuarto período de sesiones de la Conferencia General de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial. América Latina vuelve a presidir el máximo órgano de la ONUDI, luego de diez años, y es objeto de singular orgullo el hecho de que esa dignidad recaiga sobre una talentosa mujer ecuatoriana como usted. Estamos convencidos de que conducirá estas deliberaciones a buen puerto.

Quiero, igualmente, felicitar a su predecesor, el Excelentísimo señor Embajador Alí Soltanieh de la República Islámica de Irán, por la forma como encabezó esta Conferencia General durante el período de sesiones que fenece el día de hoy.

Deseo, señora Presidenta, expresar al Dr. Kandeh Yumkella, Director General de la ONUDI, la más sincera felicitación del Gobierno Nacional de Ecuador así como presentarle el saludo personal del Presidente de la República de Ecuador, Economista Rafael Correa Delgado, quien está siguiendo este evento de cerca y ha dispuesto la cristalización de un programa de trabajo, muy estrecho, entre nuestro país y la Organización que usted acertadamente dirige.

Nos complace darnos cita en este importante foro para expresar nuestra voz de apoyo a la importante labor que lleva a cabo la ONUDI en beneficio de los países en vías de desarrollo. Vemos a este organismo como el vehículo idóneo para impulsar el crecimiento económico y la creación de empleo en países y pueblos como los nuestros, que -adentrados ya más de un decenio en este nuevo siglo de esperanzas- buscan y, estamos seguros, obtendrán, el bienestar que le fue privado a las generaciones que les precedieron.

En el lenguaje de los pueblos ancestrales de Ecuador, se habla del “Sumak Kawsay” que, en idioma castellano, significa el “Buen Vivir”. El Gobierno Nacional ha traducido este milenario concepto en una política de Estado encaminada a mejorar las capacidades, potencialidades y calidad de vida de la población; a garantizar los derechos de la naturaleza, promover un ambiente sano y sustentable; a asegurar el trabajo estable, justo y digno en diversas formas, y a establecer un sistema económico y social, solidario y sostenible.

Los objetivos y programas de esta Organización son compatibles con las metas de desarrollo económico y social trazadas por el Gobierno de la Revolución Ciudadana.

Por ello, Ecuador y la ONUDI continuarán trabajando en la consecución de resultados que, a través del desarrollo industrial sostenible, privilegien a la sociedad ecuatoriana en su conjunto.

Ecuador cree que la ONUDI sirve los intereses, no sólo de países en desarrollo como el mío, sino también de aquellos que ya alcanzaron mayores niveles de industrialización y crecimiento.

El reforzamiento de las economías en países del llamado “Sur” representa más empleo local, más demanda comercial y, en consecuencia, menos incentivos para migrar hacia el “Norte”.

El aumento de la productividad, la industria, la inversión y el trabajo, significaría que menos personas, muchas de ellas jóvenes, buscaran alejarse de sus familias y comunidades, con todo el lamentable drama humano que aquello supone.

El mejoramiento económico podría inducir un efecto éxodo a la inversa, en el que economías revitalizadas, como las que hoy tenemos en América Latina, contrapuestas a las debilitadas de Europa y América del Norte, se conviertan en el puente de retorno para quienes salieron a buscar un mejor destino en otras latitudes.

Con economías remozadas por una industrialización sostenible, un incontable número de migrantes podrían -finalmente- volver a casa a tener trabajos dignos que contribuyan al bienestar de toda la sociedad. Creemos que la ONUDI podría ser el mejor instrumental para lograr ese objetivo que muchos estamos buscando.

La manera de entender, hoy, la industrialización, está muy alejada de cómo la comprendieron quienes -en el nombre del “desarrollo” y por un desmedido afán de lucro- ultrajaron durante décadas a la Madre Tierra.

Nuestro planeta está gravemente enfermo a causa de un maltrato ambiental sistemático, cuyos efectos ojalá estemos a tiempo de resarcir para evitar consecuencias impensables para la especie humana.

Por esta razón, Ecuador se ubica en la misma orilla que la ONUDI con su política de promover una industria ecológica, con producción más limpia, energéticamente eficiente, y que utilice energías renovables. Entendemos que, para crecer económicamente y cumplir los Objetivos de Desarrollo del Milenio, necesariamente debemos aplicar políticas y estrategias industriales, que generen empleo, fomenten la producción y aumenten las exportaciones.

Pero, cuando de industria se trata, no debemos dejar en el camino, la más ligera huella ecológica que obligue a las futuras generaciones a pagar el precio del deterioro ambiental como lo ha debido hacer la actual, como resultado de irresponsables prácticas industriales en los países económicamente más aventajados.

Señora Presidenta,

Al hablar del medio ambiente deseo recordar que la Cuenca Amazónica es el pulmón del planeta. Esa región selvática atesora la quinta parte de las reservas mundiales de agua y una tercera parte de los bosques que aún le restan a la Humanidad. En Sudamérica somos conscientes de que debemos cuidarla y de allí que hace pocos días en la ciudad de Manaos, Brasil, en el corazón de la Amazonía, los países miembros de la Organización del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA) renovamos nuestro compromiso con el desarrollo sustentable, pero con acento social.

En el marco de este espíritu de protección al medio ambiente que lidera la ONUDI y su dinámico líder, es que Ecuador ha querido llegar a esta Conferencia General con propuestas concretas por lo que deseo hablarles brevemente de la iniciativa de mi gobierno de mantener, en el subsuelo, el crudo del proyecto petrolero Ishpingo-Tambococha-Tiputini (ITT), ubicado en el Parque Nacional Yasuní.

Se trata de una zona amazónica en la parte oriental de Ecuador. Ahí nací yo. Es un refugio del pleistoceno que alberga, en una sola hectárea, más especies de aves, batracios y flores que todo Estados Unidos, por solo citar un ejemplo.

Esta iniciativa de dejar el petróleo bajo tierra, contribuirá a la estabilización del clima global, evitando la liberación de grandes cantidades de CO2 a la atmósfera. Es una idea pionera en la historia de un país petrolero y fue presentada en el 2009 por el presidente Correa ante Naciones Unidas.

El modelo propone mantener cerca de mil millones de barriles de petróleo pesado del proyecto petrolero ITT en el subsuelo, a cambio de una compensación internacional que alcance al menos el cincuenta por ciento de lo que el Ecuador percibiría en caso de que estas reservas fueren explotadas.

Ecuador ofrece a los países industrializados la oportunidad de reducir sus emisiones de carbono contribuyendo, al mismo tiempo, a la conservación de una de las regiones con mayor biodiversidad del mundo, que además alberga pueblos indígenas en aislamiento voluntario.

Por primera vez en la historia del mundo, un país pequeño, con una economía altamente dependiente de las divisas petroleras, renunciaría al cincuenta por ciento de estos ingresos y será el símbolo de la necesidad de una transición energética mundial.

La propuesta está acompañada por la creación de un Fondo Yasuní-ITT dirigido a cumplir con los fines y prioridades del Estado ecuatoriano, definidos en el Plan de Desarrollo del Gobierno Nacional. Estas actividades incluirían el desarrollo de alternativas a la explotación petrolera en zonas sensibles; la reducción de los impactos del cambio climático; la diversificación de las fuentes de energía; la promoción de nuevas fuentes energéticas como la solar, eólica y geotérmica. El Fondo Yasuní-ITT se compromete con el desarrollo de capacidades e inversiones en turismo sostenible y la aplicación de una agenda de reparación integral de daños ambientales que incluye salud, educación y remediación ambiental, propiamente dicha.

Desde este foro, señora Presidenta, Ecuador reitera la invitación a todos los países de la comunidad internacional y, en especial, a los países industrializados a sumarse a esta noble propuesta.

El mundo en desarrollo y países como el mío, que no contribuimos a la crisis de cambio climático de hoy, estamos buscando soluciones. Quienes sí provocaron este alarmante escenario, y lo continúan, haciendo, tienen una doble obligación, moral y ética, de aportar lo que les corresponde para detener la bomba de tiempo ecológica que afrontamos.

La revolución verde marcará la agenda internacional de las próximas décadas. Estamos convencidos de que en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Desarrollo Sostenible Río + 20 de junio próximo, prevalecerá la decisión irrevocable de nuestros pueblos, de avanzar hacia un mundo, en donde el aire puro sea nuestro principal capital, y en donde el ser humano y la naturaleza puedan convivir armoniosamente.

Señora Presidenta,

Ecuador desea forjar una nueva y fortalecida alianza con la ONUDI. En ese contexto, trabajará estrechamente con la Organización en proyectos de cooperación técnica para mejorar la eficiencia energética de la industria; desarrollo tecnológico; eliminar sustancias contaminantes que afectan la capa de ozono; promover consorcios de exportación; reducir el uso de mercurio en la minería artesanal de oro en la frontera Ecuador-Perú; y contribuir con experiencias de desarrollo a través del Banco de Conocimiento Industrial, una novedosa iniciativa de la ONUDI que es un modelo exitoso de cooperación Sur-Sur, en América Latina.

En ese afán de aportar a la labor de la Organización, deseo señora Presidenta, formalmente, invitar a la ONUDI a celebrar en Ecuador, durante el año 2012, la Cuarta Reunión del Grupo de Expertos de América Latina y el Caribe.

Nuestro país acogerá con beneplácito esta iniciativa, que reunirá a los más destacados técnicos y expertos en la materia, para que, juntos, apoyen a la ONUDI en el diseño de políticas y estrategias que atiendan necesidades específicas y apremiantes para el desarrollo industrial de nuestra región.

Ecuador considera que los programas de cooperación técnica de la ONUDI, destinados para América Latina y el Caribe, siguen siendo insuficientes, toda vez que es una región en fase de expansión económica, y solicita a la Organización se revisen las políticas presupuestarias para atender las crecientes necesidades de desarrollo industrial de la zona.

Quedarían incompletos mis comentarios sobre cooperación técnica, si no aprovechara este evento para motivar a la Organización a considerar proyectos en beneficio de las personas con discapacidad, especialmente jóvenes, que forman parte de la población en edad económicamente activa y que mucho pueden aportar al desarrollo industrial de un país.

Es hora de que construyamos sociedades inclusivas e incluyentes en donde el mundo de la discapacidad participe activamente en las áreas laborales, educativas y culturales.

Hemos demostrado, en Ecuador, que la discapacidad no es incapacidad, sino diversidad.

Y debemos aprovechar ese insospechado recurso de riqueza para consolidar una sociedad cobijada por la equidad y la restitución de derechos.

Antes de concluir, señora Presidenta, deseo expresarle al Director General Yumkella y a la Organización, en su conjunto, nuestro sincero deseo por que el futuro de este organismo sea de un renovado optimismo y resultados positivos.

Conocemos que enfrenta retos financieros, pero nos da aliento el hecho de que países como Brasil y México, de nuestra propia región, hayan reafirmado sus compromisos con la Organización y sus objetivos.

Confiamos en que estas muestras de respaldo se repliquen cada vez más.

Si actuamos colectiva y solidariamente, podemos hacer de la ONUDI una herramienta para apalancar el desarrollo en los países que anhelan salir adelante por sus propios esfuerzos y conocimientos.

Para ello, es imprescindible contar con políticas industriales acordes con el tiempo que nos ha tocado vivir.

Cuenten, señora Presidenta y señor Director General, con el apoyo decidido del Gobierno de Ecuador.

Señoras, señores