DISCURSO DEL SEÑOR VICEPRESIDENTE EN CEREMONIA DE RENDICIÓN DE CUENTAS DE LA CONTRALORÍA
Quito, 17 de febrero de 2011
«Gracias por tu Rendición de Cuentas estimado Contralor.
¡Qué refrescante es escuchar que un organismo de control tan importante como la Contraloría General del Estado asume su tarea, no como implacable fiscalizadora sino –ante todo- como generadora de comportamientos entre sus compañeros, en las instituciones del Estado, y –lo que es más valioso todavía- entre los pequeños ciudadanos del país!
Por ello, saludo, querido Carlos, el empeño que has puesto en la generación y consolidación de valores como “la ética, la honestidad, la responsabilidad, la lealtad, la imparcialidad y el compromiso” en todos los segmentos a los que tengas alcance.
Coincido en que esta tarea de formación debe iniciarse tempranamente pero quiero añadir que nunca termina, pues debemos estar muy atentos a que esos valores no se pierdan sino que, al contrario, se multipliquen. Joan Baez decía que “Si no peleas para acabar con la corrupción y la podredumbre, acabarás formando parte de ella”. Y me temo que tiene toda la razón.
Esa nueva y revolucionaria visión ha sido sentida en todas las instituciones que hemos contado con la suerte de tener entre nosotros a los auditores de Contraloría.
La vicepresidencia solicitó una Auditoría de Gestión hace un año y he mantenido varias reuniones con los funcionarios de Contraloría. Más que sesiones de trabajo, han sido momentos de asesoría e intercambio de opiniones sobre cómo mejorar el uso de los recursos del Estado.
La lucha contra la corrupción es una tarea sin fin. ¡Qué no han hecho los gobiernos al respecto!
Se han creado comisiones, secretarías, ministerios, juntas de notables, líneas abiertas… una lista interminable de mecanismos para emprender guerras sin tregua a este mal que se está convirtiendo en endémico y pandémico.
Hoy hemos constatado que, en una revolución que construye el Buen Vivir, nuestra tarea primordial es la de modificar las condiciones que favorecen la corrupción. Dentro de esas condiciones, está indudablemente un estilo de vida carente de toda ética y moral.
Está un comportamiento que evidencia esta “patología social” sobre la que el inolvidable Vargas Vila ya nos alertaba: «La corrupción del alma es más vergonzosa que la del cuerpo»
Una revolución, queridos amigos, no son cambios de maquillaje. Una revolución convulsiona los cimientos mismos para re-edificar las instituciones de la sociedad. Los ladrillos de esa edificación son los valores sobre los que hoy hemos escuchado rendir un informe.
Si bien el clima laboral es fundamental, tenemos que dar atención al clima moral. Es ahí en donde el papel de la Contraloría es irremplazable pues queremos instituciones públicas eficaces, eficientes, transparentes y excelentes.
Para lograrlo, la Contraloría General del Estado plantea una tarea integral que atienda todas las facetas necesarias como son la capacitación, la eficiencia de la gestión, las relaciones internacionales, la difusión, entre otras.
Finalmente, permítanme recordarles algo que he dicho varias veces: no debemos temer a la crítica. Cada vez que recibimos críticas, yo me alegro, porque sostengo que los críticos son asesores gratuitos que tenemos para mejorar nuestra gestión.
Y así lo son también los auditores de Contraloría: eficientes asesores de nuestra gestión.
Es paradójico: ustedes están trabajando para su desaparición, pues todos anhelamos que llegue el día en que no los necesitemos más porque habremos alcanzado la transparencia total.
Pero, mientras llegue el anhelado momento de una sociedad ideal, ustedes son indispensables para la construcción de ese futuro que, por ideal que sea, creo que sí es alcanzable.
Gracias por rendirnos cuentas querido Contralor. Mis mejores deseos por mayores éxitos para todo tu equipo de trabajo y para todos los amigos y amigas auditores, compañeros en la construcción del Buen Vivir.
Señoras, señores»