Inauguración del Registro Civil en Tena

Para los ciudadanos de este siglo, el Registro Civil es una institución que parecería ser evidente porque siempre ha estado ahí. Pero no siempre fue así.

En Ecuador, recién se estableció en el año 1900, quitándose a la Iglesia todo el control que tenía sobre los ciudadanos en cuanto a su información. Recién entonces, el registro de nacimientos así como la administración de los cementerios pasó a manos del Estado. Era el proceso de laicización de la administración del país.

Me gusta mucho la Visión del Registro Civil, Identificación y Cedulación: «Ser la entidad pública que garantice que todos habitantes del Ecuador, plenamente identificados, tengan acceso a sus derechos en un marco institucional de seguridad y confianza, recibiendo servicios de calidad con calidez.«

A muchos les parecerá extraño que una oficina como ésta, hable de acceso a nuestros derechos. Y es que la identidad, en tanto que documento, es determinante en la autoestima de una persona. Muchos niños hay que no tienen apellidos, unos por abandonados, otros por desplazados, y eso causa dolor emocional y alta inseguridad en su vida.

La inscripción de un ser humano, ha pasado por cambios sustanciales. Hubo épocas de mucha crueldad cuando debía consignarse si era un hijo legal o “natural”; conozco de personas a quienes en el espacio de su primer apellido se les ponía “padre desconocido”.

Ahora vivimos una época de cambio, una revolución ciudadana en donde cada niño que nace ya es ciudadano, en donde el registro es obligatorio y lo único que nos concierne, como gobierno, es su protección, cuidado y preservación de derechos. Jamás su origen y mucho menos discriminarlo o excluirlo por alguna diferencia.

Es nuestra obligación, y por eso, el servicio que damos a los ciudadanos debe ser con calidad y calidez, como dice esa Misión.

Es muy satisfactorio inaugurar estas bellas, confortables y prácticas instalaciones. Es una Mega Agencia en la que invertimos 1’460.000 para atender a cerca de 105.000 habitantes.

La tecnología de punta que hemos implementado me hace recordar relatos de los primeros funcionarios de este Registro Civil. Uno de ellos me comentaba que Daniel Portero, formaba parte de las brigadas para cedular, y que muchas veces debía viajar en canoa. En esa época, llevaba una máquina de escribir tan pesada que las  embarcaciones siempre parecían estar a punto de hundirse.

¡Tantos testimonios de quienes se esforzaron por hacer de ésta, una institución de servicio!

Gracias por su entrega. Gracias por haber trabajado a la luz de las velas en parajes remotos.

Gracias a Darío Lara, un hermano con discapacidad que no tenía reparos en trasladarse hasta Nuevo Rocafuerte; todos recuerdan su humor que les ayudaba a alivianar el viaje.

Cómo no reconocer a Pedro Shiguango, cuando encontró que el sitio en el que debía trabajar, la Parroquia Chontapunta, había desaparecido por un desbordamiento del Río Napo. Tuvo que improvisar una nueva oficina, con la ayuda de todos, en una casita sin paredes. Ahí aprendió a conversar con los murciélagos, su única compañía durante las noches sin cocina.

Al ver este lugar, las ventanillas, la tecnología, tengo que mencionar a doña Ligia Rodríguez, que recién se jubiló hace dos años, y que es tan querida por todos. Una verdadera institución entre sus compañeros. Quién no se acuerda de su repetida queja: “siempre dicen y hablan que la modernización ya llega, pero muchas batallas han pasado y… ¡nada!” No sé si está aquí mi querida Ligia, pero quiero que sepa que su observación ya fue acatada por el gobierno.

Ahora, cuentan todos ustedes con el instrumental y las instalaciones idóneos para que sus sueños de buena atención se vean cumplidos.

Gracias, muchas gracias.