Señor Vicepresidente de la República en el Foro Energético Sudamericano
Queridas amigas y amigos, bienvenidos a Quito:
Nuestra capital, reconocida hace 37 años por la UNESCO como el Primer Patrimonio Cultural de la Humanidad, los recibe con los brazos abiertos y el cariño de 16 millones de ecuatorianos.
Bienvenidos al país megadiverso más compacto del mundo. Según los expertos, en relación a su tamaño (283 mil Km2), Ecuador posee el mayor número de especies terrestres y marinas del planeta, que conviven en una extraordinaria variedad de climas y microclimas.
Amigos que nos honran con su visita, les invito a dar un paseo imaginario durante unos segundos por nuestro país: en un solo día, podrían desayunar pescado fresco en la costa del Océano Pacífico, almorzar en las faldas de un nevado en la línea ecuatorial y cenar en la selva amazónica. Al día siguiente, a 80 minutos de vuelo, podrían disfrutar de las Islas Galápagos, reconocidas también por la UNESCO como Patrimonio Natural de la Humanidad…
¡Así es el Ecuador que los recibe con un fraternal abrazo!
Los ecuatorianos sentimos orgullo por nuestras riquezas naturales, las protegemos con responsabilidad y actuamos con conciencia ambiental.
“Si supiera que el mundo se ha de acabar mañana, yo hoy aún plantaría un árbol”, dijo el líder afroestadounidense Martin Luther King, asesinado hace medio siglo, cuya filosofía de vida y amor por el planeta compartimos.
La actual Constitución del Ecuador es la primera en otorgar derechos a la naturaleza. El 20% de nuestro territorio está protegido en 44 reservas y parques naturales, entre ellos, el Yasuní, joya selvática del Pleistoceno y reserva mundial de la biósfera. Ahí, en un kilómetro cuadrado existen más variedades de árboles que en toda América del Norte.
Los argentinos dicen con orgullo: “El Papa es argentino”; mi querida amiga Dilma Rousseff, presidenta de Brasil, responde con humor: “Bueno, el Papa será argentino, pero Dios es brasileño”… Nosotros no tenemos problema con esa simpática discusión: sabemos que el Papa es argentino, probablemente Dios es brasileño, ¡pero seguro que el Paraíso es ecuatoriano!
En este país que ama la vida nos complace recibir al Foro Suramericano de Energía, co-organizado por el Ministerio de Electricidad y Energía Renovable del Ecuador, y por el Consejo Mundial de Energía, con la valiosa colaboración e impulso de la UNASUR y de su presidente, Ernesto Samper.
El motivo principal del encuentro es la integración energética regional, tema de interés supremo para todos los países de la Patria Grande. A este evento -considerado en Sudamérica como el más importante de su género-, asisten alrededor de 150 representantes de altísimo nivel de más de 30 países. Aquí están delegados de gobiernos, presidentes de empresas eléctricas públicas y privadas, asociaciones, gremios, institutos académicos y organizaciones regionales, para discutir proyectos prioritarios de integración y otros temas de alto impacto en el sector energético. ¡Muchas gracias por asistir a esta cita de gran importancia para el futuro de nuestra región!
- CONSEJO MUNDIAL DE ENERGÍA
Es un honor tener aquí a la máxima autoridad del Consejo Mundial de Energía, su secretario general, Christoph Frei, de Suiza. El Consejo nació en 1923 y hoy agrupa en casi 100 países a más de 3.000 organizaciones que promueven el suministro y uso sostenible de la energía.
Un año después de su fundación, el Consejo organizó el primer Congreso Mundial de Energía, donde participaron nada menos que Albert Einstein y Max Planck, dos extraordinarios físicos futuristas, que cambiaron al mundo con sus teorías de la Relatividad y la Cuántica, respectivamente, y a quienes debemos mucho de nuestra tecnología actual.
En casi un siglo de vida, el Consejo ha generado ideas y propuestas, ha publicado miles de investigaciones y estudios, ha impulsado muchos foros mundiales o regionales como este. El Consejo ayuda a comprender el paisaje energético mundial y orienta a gobernantes, dirigentes y expertos para que adopten las mejores decisiones técnicas. También facilita y promueve los diálogos para crear políticas en el mundo energético, siempre pensando en que todos tengamos energía sostenible y asequible.
El Consejo Mundial de Energía incluye hoy temas muy importantes, como: cambio climático, emisiones de CO2, comercio energético, análisis del contexto económico mundial. Por estas y otras visiones compartidas, Ecuador es miembro del Consejo desde el 2014, lo cual nos satisface y llena de expectativas, por los cambios estructurales que ha experimentado nuestro país en los últimos 8 años en materia energética.
- LA PROBLEMÁTICA MUNDIAL
Las emisiones de CO2 a la atmósfera se han multiplicado 3,6 veces en 50 años (con un crecimiento anual promedio de 2,6%). De mantenerse esta tendencia, en 28 años las emisiones actuales se habrán duplicado. Todos participamos en la generación de emisiones, pero las responsabilidades difieren. La forma en que se maneja la riqueza y el consumo en las sociedades ricas e industrializadas es el factor crítico para determinar esas responsabilidades.
El 20% de la población mundial que más contamina es responsable del 51% de las emisiones planetarias de CO2, mientras que el 20% de la población mundial que menos contamina es responsable de apenas 1,3% de esas emisiones. Esto significa que el habitante de un país rico emite 38 veces más CO2 que el habitante de un país pobre.
Solo China y EEUU emiten el 44% del total. Junto con India, Rusia y Japón suman casi el 60%. Pero hay otro problema: la eficiencia energética entre los países ricos y pobres tiene una diferencia abismal y sigue creciendo. Entre 1971 y 2010 aumentó entre 4 y 5 veces.
Los incentivos que otorgaba el Protocolo de Kioto para defender el ambiente fueron insuficientes, ineficientes e injustos. Por ejemplo, premiaba a los países que reforestaban, pero impedía compensar a los que no habían deforestado. No existía algo que definiera qué debía compensarse, hasta que surgió el concepto de Emisiones Netas Evitadas (ENE), que son las emisiones que pudiendo ser realizadas en un país, no son emitidas o son reducidas. Este concepto permite conciliar las compensaciones iniciales de Kioto con el programa REDD de la ONU (Reducing Emissions from Deforestation and Forest Degradation), que compensa por evitar la deforestación.
Pero el mecanismo REDD aporta algo más: la compensación por abstención, es decir, que algún país no haría algo a lo que podría tener derecho. Sin embargo, REDD solo otorga compensaciones por conservar el carbono en la superficie de la Tierra, pero no cuando se mantiene bajo tierra, como el caso de la no explotación de combustibles fósiles.
Las Emisiones Netas Evitadas son un concepto que requiere Kioto, porque implica compensar por acción y abstención, y engloba todas las actividades económicas que involucren la explotación, uso y aprovechamiento de recursos renovables y no renovables. Si se amplían los incentivos de Kioto a las ENE, habría un giro revolucionario en el intercambio internacional: muchos países convertirían sus economías basadas en la extracción de combustibles de origen fósil, altamente contaminantes, en economías exportadoras de servicios ambientales.
Un ejemplo concreto sería la iniciativa Yasuní-ITT, que buscaba dejar bajo tierra las más grandes reservas petroleras comprobadas del Ecuador. Se pedía una compensación por la no explotación y evitar la emisión de 400 millones de toneladas de CO2. La compensación solicitada correspondía a la mitad del rendimiento financiero de la explotación, y los fondos se utilizarían en más conservación. Miguel d’ Escoto, ex presidente de la Asamblea General de la ONU, llamó a esta iniciativa: “la propuesta más concreta de la historia para bajar de la retórica a los hechos en cuanto al cambio climático”. Lamentablemente, no fue comprendida, inclusive fue boicoteada por grupos opositores a nuestro Gobierno.
- CIENCIA Y TECNOLOGÍA COMO COMPENSACIÓN
El acceso a la ciencia y tecnología es vital para los países pobres en la lucha contra el cambio climático y contra la pobreza. Es fundamental declarar como bienes públicos globales y de libre acceso a las tecnologías que mitiguen el cambio climático y sus efectos.
Una licencia obligatoria evita los derechos monopólicos sobre el conocimiento crítico, y permite que otras empresas repliquen las tecnologías patentadas. Este conocimiento no se confisca a los inventores; la innovación debe reconocerse y compensarse con regalías, que podrían financiarse con las mismas compensaciones por ENE, con recursos de la ONU para luchar contra el cambio climático, y con la creación de impuestos globales, como el Daly, eco-impuesto sobre el precio del barril de crudo, que podría ser administrado por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
Con esos recursos podría crearse un fondo con 3 objetivos: compensar por los efectos del impuesto a los países pobres importadores de petróleo; financiar la reducción de gases del efecto invernadero por medio de investigación y diversificación de las matrices energéticas; y financiar a los países pobres para prevención y mitigación de las consecuencias por el cambio climático.
- DEUDA ECOLÓGICA Y CORTE AMBIENTAL
Hace 3 meses el Papa Francisco emitió la primera Encíclica sobre temas ecológicos (llamada Encíclica Verde), que condena la inequidad, el derroche y la depredación de recursos por un consumo ilimitado. Él propone el respeto a los seres vivos y al medio ambiente, además del cambio de estilo de vida en los países ricos, por insostenible y antihumano. En esta Encíclica consta otra de nuestras principales propuestas: el pago de la deuda ecológica.
Desde hace 20 años, desde Sudamérica se argumenta que el Norte tiene una deuda ecológica con el Sur, por: el saqueo de recursos, biopiratería, cambio climático, servicios ambientales gratuitos y venta de productos primarios. Son obligaciones acumuladas en el tiempo y varios jefes de Estado reclaman este pago, que inclusive ha sido cuantificado por los expertos.
Las naciones del Sur tenemos una deuda financiera con el mundo rico, al mismo tiempo somos acreedores de deuda ecológica en términos monetarios y biofísicos. Su cobro se basa en los derechos humanos, justicia ambiental y responsabilidad histórica. Según el artículo “Global Environmental Change”, la deuda ecológica es mayor a la deuda financiera, pero a diferencia de ésta, el acreedor de la primera no puede demandar al deudor.
Para que la institucionalidad internacional responda a estos problemas, debemos crear la Corte Internacional de Justicia Ambiental mediante un tratado vinculante entre los países dispuestos a avanzar seriamente en la lucha contra el cambio climático. Esta Corte deberá fijar las obligaciones de esa deuda, tipificar y sancionar los delitos ambientales que afectan a la humanidad entera. Jamás debemos olvidar que el ser humano no es lo único importante en la naturaleza, pero sigue siendo lo más importante.
- ESCENARIO JAZZ Y TRILEMA ENERGÉTICO
Ustedes como expertos saben que actualmente se habla mucho del futuro paisaje energético global y de los 2 escenarios que podrían presentarse, a los que se ha bautizado con los sugestivos nombres de Jazz y Sinfonía.
En el escenario Jazz, cada uno trabaja a su conveniencia, a veces de manera improvisada, tal cual es el jazz, y satisface sus necesidades de energía como quiere y como puede. No hay integración ni interconexión. Es un símil energético del libre mercado, pariente cercanísimo del neoliberalismo cruel e implacable que arrasó con casi todos los países de nuestra región.
El escenario Sinfonía propone una planificación global en la que los Estados son responsables de la producción de energía eléctrica; trabajan en línea con el sector privado, ¡pero siempre prevalece una mayor presencia del Estado!
¡Permítanme decirles, queridos amigos, que personalmente una sinfonía siempre me ha sonado mejor que el jazz!
Otro tema actual es cómo resolver el Trilema Energético Mundial, es decir, el triple desafío para obtener seguridad energética: que sea asequible, barato y respetuoso con el medio ambiente.
Con satisfacción podemos decir que nuestro país ya resolvió este trilema: construimos proyectos que fortalecen nuestra seguridad energética (a los que me referiré más adelante), aplicamos tarifas eléctricas reducidas –“de la dignidad”- para garantizar el acceso a todos los ecuatorianos; no producimos cualquier tipo energía, sino energía renovable. Es decir, el trilema energético que le preocupa a buena parte del mundo, Ecuador lo resolvió con decisión política, visión de futuro e inversión planificada. Todo esto constituye un más ahorro para el país, gracias a los beneficios y réditos futuros.
- ECUADOR: PAÍS DE ÉXITOS
En ocho años y medio de Revolución Ciudadana, nuestro país ha logrado importantes cambios. Permítanme dar rápidamente algunas cifras.
Invertimos 20 mil millones de dólares en educación; hemos inaugurado 4 universidades públicas, 54 escuelas y colegios del milenio con capacidad promedio de mil alumnos cada una, en los sectores pobres del país. En salud invertimos casi 12 mil millones de dólares, incluidos 12 nuevos hospitales y casi 50 centros de salud, que son en realidad pequeños hospitales. Se ha duplicado el número de afiliados a la seguridad social, además del millón y medio de amas de casa que no estuvieron protegidas.
A través del Banco del Instituto de Seguridad Social (BISS) hemos canalizado casi 130 mil créditos para viviendas, y nuestro Ministerio de Transporte y Obras Públicas ha intervenido en más de 8.500 kilómetros de carreteras, entre nuevas vías y reparaciones completas.
En cuanto a energía, ya inauguramos 5 hidroeléctricas (San Francisco, Mazar, Ocaña, Baba y Manduriacu), con una potencia total de 540 MW, y en el 2016 estarán listas 7 más que aportarán 2.800 MW adicionales.
Antes de la llegada de nuestro Gobierno al poder, en el 2006, el país tenía una capacidad instalada de 4.070 MW, hoy tenemos 5.809 MW y a finales del 2016 será de 8.741 MW, más del doble de la que encontramos. Asimismo, hemos inaugurado 3 proyectos eólicos y uno fotovoltaico, tres de ellos en Galápagos.
En nuestro Gobierno hemos hecho más que en toda la historia energética del Ecuador. ¡Esto, queridos amigos, es recuperar el tiempo perdido! Y vamos por más: en poco tiempo tendremos una de las matrices energéticas más limpias del planeta.
En costo de los 8 proyectos hidroeléctricos más grandes bordea los 5.000 millones de dólares, una inversión que nos permitirá ahorrar más de mil millones cada año en la compra de combustible para las plantas térmicas.
Antes de este Gobierno, teníamos 46% de hidroelectricidad y 54% de energía térmica. En el 2014 llegamos a 58% de energía proveniente de fuentes renovables y en el 2016 tendremos más de 90%. El 10% restante corresponde a energía térmica, pues debido a razones técnicas no es posible eliminarla completamente.
Las 8 nuevas hidroeléctricas en funcionamiento evitarán emitir anualmente a la atmósfera 6,3 millones de toneladas de CO2, equivalentes a la circulación de 2,5 millones de vehículos livianos cada año. Pero además la construcción de estos proyectos tiene un impacto social directo, porque se crearon casi 13 mil plazas de trabajo nacionales (12.250).
Asimismo, antes teníamos 23% de pérdidas negras por robo de energía, conexiones ilegales e industrias tramposas que manipulaban medidores, hoy esas pérdidas se han reducido al 12%, un valor que los organismos internacionales lo considera “óptimo”. Esas pérdidas le significaban al país 240 millones de dólares por año. En cuanto a la cobertura energética, ésta alcanza el 97,5% de todo el país después de ejecutar casi 8.000 proyectos (7.842) que beneficiaron a 860 mil viviendas.
Un hecho ocurrido hace un mes grafica los cambios experimentados por el Ecuador en materia energética. Siempre el país dependió de la represa Paute, y cuando ésta dejaba de operar por mantenimiento o falta de lluvias, llegaban las tinieblas, causando millonarias pérdidas al sector productivo. Pues bien: hace un mes la represa Paute dejó de funcionar 6 días para concluir los trabajos de interconexión con una nueva central en construcción (Sopladora), y nadie se enteró. ¡Este es el nuevo país que recibe a tan distinguidos visitantes como ustedes!
Nuestro mensaje al mundo es que claro: Ecuador usa en forma responsable y planificada sus recursos naturales, que nunca fueron bien aprovechados por gobiernos anteriores o porque había intereses de por medio para usar generación térmica, que contamina y es extremadamente costosa.
- EL OBJETIVO: MEJOR CONSUMO
Siempre hemos creído que no se trata solo de generar más energía, sino de consumir mejor. Para ello diseñamos proyectos bien vistos por la comunidad internacional. El primero: incentivar el uso de focos ahorradores; hicimos una campaña puerta a puerta para explicar sus ventajas y sustituimos gratuitamente 15 millones de esos focos. Al darse cuenta del ahorro en el pago de la luz, los usuarios hoy consumen focos ahorradores, que además reducen la demanda nacional de energía.
También iniciamos una campaña para incentivar el uso de cocinas de inducción, que además de ser seguras, son más eficientes. El gobierno subsidia durante 3 años el consumo energético de estos equipos (con 80 kwh por mes) y facilita el crédito hasta por 6 años a través de las facturas mensuales de consumo. El proyecto consiste en remplazar 3,5 millones de cocinas, con lo cual el país ahorrará millones de dólares en la compra de gas. Y los hogares prepararán sus alimentos con energía limpia y barata. En poco tiempo los ecuatorianos cocinarán con la energía que surge de sus ríos.
En la ciudad de Cuenca pronto entrará en funcionamiento el tranvía eléctrico, y en Quito está en marcha la construcción del Metro, dos sistemas de transporte masivo que también se servirán de hidro-energía a bajo costo.
- INTEGRACIÓN ENERGÉTICA REGIONAL
En estos momentos, queridos amigos, la interconexión eléctrica regional no es una opción, es una obligación. Todos ganamos como buenos vecinos, apoyándonos mutuamente y trabajando en forma conjunta para lograr una integración real con grandes beneficios. ¡Eso demandan nuestros pueblos!
La integración fortalece la seguridad energética regional y nos permitiría afrontar dificultades de generación por estiaje o cualquier otro motivo en cualquier país. Inclusive abre la posibilidad de diferir enormes inversiones, porque podríamos acceder a energía barata de nuestros vecinos.
Es importante mencionar que este Foro podría consolidar la integración no solo de Suramérica sino de toda la Patria Grande, sueño de nuestros héroes.
Les doy la bienvenida mencionando una parte de nuestra historia común. En los años 80 y 90 del siglo XX, Suramérica tuvo dificultades de financiamiento en plena era neoliberal. Vivimos una suerte de pesadilla con reformas legales e institucionales orientadas a limitar y reducir la participación del Estado en el sector energético. Era una época que privilegiaba la masiva privatización de nuestros recursos y no tomaba en cuenta otras formas de relacionamiento estratégico con los inversores privados.
Fue un momento de desrregulación de las políticas públicas en favor del mercado, que nos ponía a competir entre naciones para sacar provecho de nuestras diferencias. Este desequilibrio generó niveles críticos en el abastecimiento de energía, principalmente en el sector eléctrico, y una pérdida creciente de la soberanía sobre nuestros recursos.
Pero ahora corren nuevos tiempos en la región, con gobiernos progresistas, mejor posicionados políticamente, con actores y Estados distintos.
Nuestros países tienen cada día más peso político si actuamos como bloque, demostrando al mundo que podemos establecer modelos de desarrollo y otras formas de administrar los recursos. Tenemos suficiente capacidad de construir referentes desde nuestras propias particularidades.
¡Vivimos tiempos nuevos de colaboración en lo económico, lo político, cultural y energético! Hemos recuperado como Estados el rol en la protección de nuestros recursos, fortaleciendo las instituciones, el control y la rendición de cuentas, y gozamos de la confianza de nuestros pueblos.
Queridos amigos, estamos ante un reto histórico: la integración energética como camino trazado por las necesidades y las voluntades políticas comunes.
Este recorrido empezó con la Creación del Consejo Energético de Suramérica, en la declaración de Margarita en el 2007 y posteriormente con la vigencia del Tratado Constitutivo de la Unión de Naciones Suramericanas en el 2008, cuyo eje trasversal es la integración de la Región.
La historia reciente muestra la importancia de UNASUR en la unificación latinoamericana, para posicionarnos de manera estratégica en el contexto internacional. Con la consolidación de UNASUR, las 12 naciones que la conforman impulsan de forma participativa y consensuada un espacio de diálogo y emprendimiento de proyectos comunes en diferentes temas, entre ellos la Energía. La integración energética es fundamental para el desarrollo sostenido de nuestra región, y fue una de las temáticas impulsoras del nacimiento de la Unión de Naciones Suramericanas.
Nuestros países se han caracterizado por su cuantiosa provisión de recursos naturales y energéticos. Pero faltan políticas y estrategias para potenciar esos recursos y asegurar su soberanía. Por ello es importante pensar en la energía como un derecho que permite mejorar la vida de nuestros pueblos.
La región registra un cambio notable en la matriz energética, con un crecimiento promedio del 4% anual en el uso de la electricidad, debido a la modernización del sistema productivo, a la expansión de la cobertura eléctrica y al incremento y diversidad de electrodomésticos.
Como UNASUR, nuestro deber es impulsar el desarrollo de la infraestructura energética como un elemento de apoyo a la sustentabilidad de la integración suramericana. Además de promover el relacionamiento y cooperación con bloques más amplios como CELAC Y ALBA.
La integración energética regional es determinante para ejecutar proyectos que no podrían ser realizados de forma separada por los países. Es necesario alcanzar nuestras metas potenciando el uso de recursos renovables, mitigando los efectos del cambio climático y asegurando el crecimiento energético como elemento clave de inclusión y desarrollo social, respetando la soberanía y la autodeterminación de los pueblos de la región.
Nuestros países ya han aprobado los Lineamientos de la Estrategia Energética y su Plan de Acción, así como la estructura del Tratado Energético Suramericano. Tenemos confianza en que lograremos establecer un marco jurídico común que permita viabilizar la integración energética, fortaleciendo al mismo tiempo nuestras instituciones y respetando sus particularidades.
A pesar del impredecible futuro del entorno internacional actual, la región suramericana muestra un próspero porvenir que podría ser realidad con un adecuado uso de su capacidad energética y de sus vastos recursos naturales.
Tenemos la voluntad política para profundizar la integración energética, considerando que la unificación es fundamental para fortalecer espacios de discusión y de consenso, donde se puedan dar acuerdos de largo plazo y de beneficio mutuo para todos nuestros países.
Amigos todos, muchas gracias y bienvenidos al Ecuador.